Sifón Sodería abrió sus puertas en septiembre de 2019, de la mano de Juan Manuel Boetti Bidegain, Roberto Cardini y Gonzalo Fleire, un grupo de amigos que ya había incursionado —y lo sigue haciendo— en el ámbito gastronómico. Con proyectos como Sede, en ese entonces, decidieron reivindicar a la soda, bebida de gran significado en la historia de nuestro país y de cada familia argentina.
Sifón se inauguró en el momento en que el creciente polo gastronómico de Chacarita estaba en desarrollo. A través de su carta, la ambientación y los elementos presentes en el local desde entonces apela a la nostalgia con el eje puesto en el sifón, un elemento que conecta a varias generaciones con el barrio, la casa de los abuelos y la tradición de la mesa familiar.
A una cuadra del Parque Los Andes —y rodeado de propuestas temáticas que también aluden a las características del barrio y su tranquilidad—, Sifón revaloriza y readapta una tipología de vivienda muy popular en esta ciudad durante la década de los 40 y 50. Se trata de las llamadas casas chorizo, que se extendían a lo largo del lote y donde el patio interno funcionaba como distribuidor de todos los ambientes: un lugar central, lleno de vida y sol que funcionaba también para ventilar e iluminar.
El salón se proyecta hacia el fondo y desemboca en un barra semicircular, donde también se puede ordenar y comer (hay lugar para 10 cubiertos). Las mesas se despliegan hacia los lados, con opciones para grupos de entre 2 y 6 personas y tienen el estilo más frecuente en aquellos tiempos, con materiales como fórmica y preponderancia del color celeste. Las sillas se mantienen en la misma línea y hay algunas tejidas a mano con hilo plástico, diseñadas por el arquitecto Roberto Cardini (uno de los socios), exclusivamente para Sifón. La barra presenta el mismo estilo despojado y, con su borde enchapado, remite a los almacenes del barrio.
Hacia el costado de la barra, una puerta vidriada conecta con el patio interno, con lugar para más mesas y grupos de distinta cantidad de comensales. Entre esta parte y el salón interior hay espacio para 80 cubiertos. Bajo la escalera, se improvisó un altar del Gauchito Gil, rodeado de elementos que remiten a aquellos tiempos, como muñecos o sifones vacíos. La escalera conduce a una vistosa terraza —por su estilo podría ser la terraza de una casa habitada— que se usa cuando el clima lo permite o se reserva para algún evento. Allí pueden ubicarse hasta 15 personas.
Sifón cuenta con otra sede, Sifoncito, que está en Av. Corrientes 1660, Paseo La Plaza, en el sector conocido como Manduca. Se trata de una sucursal en el mismo estilo —adaptado al lugar en el que se halla—, con lugar para 40 personas. El menú es un poco más acotado, ya que se trata de un spot al paso.
La estrella indiscutida de Sifón es la soda y todas las bebidas que se combinan con ella, como vemuts (algunos pueden pedirse en jarra para compartir) y cócteles de la casa. La propuesta da la posibilidad de probar todo y jugar con la intensidad de a soda de acuerdo a cada gusto. Entre los vermuts más pedidos se encuentran el Vermucito, con Cinzano Rosso, tintura de chai especiado (que le da un toque especial) y soda; el Ah pero en Sifón, con Campari, Aperol, cordial de naranja y soda, o el Tano, con Cinzano Rosso, Campari, soda y pepino. En cuanto a los cócteles de la casa, un destacado es el tinto de verano, elaborado con vino orgánico, cordial de lima y soda, o el Primavera, con gin, frutilla, tomate, lima, huacatay, eneldo y soda.
La carta fue armada por el chef Juan Barcos, quien ha colaborado en otros proyectos de este grupo de emprendedores. La propuesta gira en torno a platitos que acompañan a la protagonista de la casa y se inspiran en clásicos, con reversiones en algunos casos. Se puede disfrutar de empanadas fritas de osobuco braseado, con cebolla, morrón y verdeo; de las tradicionales papas rejilla, favoritas de todos, que salen con salsa tártara, ajo y pimentón; de la fainazetta, una elaboración con cebolla, parmesano y orégano, o los niños envueltos de berenjenas con ricota de castañas, salsa de tomate y pesto. Entre los postres, son imperdibles los profiteroles con bocha de helado y chocolate amargo derretido, y la mousse de dulce de leche con frutos rojos, garrapiñadas de maní y sésamo.
Más allá de la tradición que representa la soda y los significados emocionales que despierta, Sifón Sodería ya integra el nuevo circuito gastronómico de Chacarita y ha contribuido a su formato actual, con propuestas que atraen a un público en busca de cartas de calidad, espacios para buenos encuentros y temáticas que los conecten con los mejores momentos de la vida.