Las ventas de vino se desploman en el mercado interno y no dan ninguna señal de una posible recuperación. Si bien la baja no es una sorpresa, dado que el consumo en general está cayendo, sí llama la atención la magnitud de la caída de la venta de este producto incluído en el Código Alimentario Argentino y además una bebida cultural al que evocan los encuentros de amigos y familia.

La caída más pronuniada es en vinos espumosos, con una caída de ventas del  30,7% durante los primeros cuatro meses del año, en comparación con igual período del 2023. En tanto, cayeron 5,5% las ventas de vinos sin mención varietal y 5,4% las de los vinos varietales.

Los resultados son igualmente negativos en el caso del Tetra Brik, que sufrió una baja del 5,6% en el período analizado (se vendieron 5 millones de litros menos en ese tipo de envase). Se sumaron a las bajas las ventas de vinos en damajuana (-28,1%), lata (-33%) y Bag in Box (-58%).

En el balance de los primeros cuatro meses del año, se encuentra que el volumen total exportado de vino fraccionado (casi la totalidad en botella) se contrajo un 4,2%. En volumen, la baja fue de 2,1 millones de litros.

A eso se le deben sumar las exportaciones de vino a granel (no fraccionado). Las estadísticas publicadas por el Indec muestran en ese caso una recuperación del 4,2%, lo que se traduce en una mejora de sólo 70 mil litros.

En total, sumando vino fraccionado y a granel, las exportaciones de vino bajaron un 2,2% en el primer cuatrimestre del año, pasando de 64 millones de litros exportados en 2023 a 62,6 millones de litros vendidos al exterior en el período enero-abril de 2024.

En términos de valor la baja fue aún mayor (3,5%). Según detalló el INV, en los primeros cuatro meses del 2023 las bodegas facturaron USD 217,2 millones, mientras que en igual período de este año lograron ventas por USD 209,5 millones. La retracción es más significativa que la observada en términos de volumen debido a que el precio promedio total de las exportaciones cayó un 1,4%.

La Industria del Vino:

La industria del vino se desarrolla en 17 provincias argentinas y emplea de manera directa e indirecta a 600.000 personas en el país. Además del vino como producto, también se desarrolla el enoturismo en muchas provincias productoras, especialmente Mendoza donde ya se registra una retracción de la llegada de visitantes, causada entre otras cosas, por una mala relación cambiaria que determina precios más caros en la provincia cuyana que en una capital europea.