«Las importaciones se despertaron. Registraron durante octubre su primer incremento interanual en los últimos dos años. La política de apertura comienza a sentirse en los sectores productivos. No solo en la industria, también en el campo. En septiembre se compraron alimentos por u$s148 millones, lo que marca un crecimiento del 41% en comparación al 2023. En algunos productos como los vinos o la carne de cerdo la suba es superior al 500% en comparación al 2023. El Gobierno apunta a bajar los precios domésticos pero los productores advierten que la situación es asfixiante por la suba de costos. La apreciación cambiaria y la competitividad argentina en la mira.» analiza el diario Ambito Financiero.

El Gobierno avanza de forma acelerada con la apertura del comercio exterior. Los primeros impactos se ven de forma más representativa en la industria que ya alerta sobre los riesgos para las empresas del sector. Pero la llegada de productos extranjeros comienza a encender alarma en distintos sectores.

Un caso resonante es el de la carne porcina. De un volumen de 476 toneladas en junio escaló hasta las 2.552 en septiembre y de acuerdo a consultores del sector en octubre se habrían superado las 3.300 toneladas. Esto es un 500% más que el año anterior. Los productores locales ya sienten el impacto, sobre todo por la bondiola y el solomillo que llegan desde Brasil.

“Hay un impacto negativo para la producción local. El volumen, por ahora, es pequeño comparado con el consumo total, pero esto juega en contra a la hora de establecer el precio de la cadena de valor”, señaló una fuente del sector que se mostró poco optimista sobre la posibilidad de que se apliquen barreras al ingreso de estos productos.

Las economías regionales también comienzan a mirar de reojo el proceso de apertura. Entre enero y septiembre se importaron 12.081 toneladas de pulpa de tomate. Un 104% más que en 2023.

Otro caso: en el vino hay un incremento del 513%. Ingresaron 4.311 toneladas contra 703 en el mismo periodo del año anterior. Los volúmenes por ahora no rompen las cadenas productivas, pero de vuelta son señales que en el sector observan como síntomas de un cambio de régimen.