Así como el locro, las empanadas y los pastelitos son casi obligatorios en el menú de las fechas patrias, el vigilante es un postre clásico que no puede faltar en la mesa de los argentinos. Santa Rosa, la primera quesería del país -que este año cumple 105 años-, presenta una nueva versión del tradicional manjar nacional que combina queso y dulce.
Si bien la receta original contempla un queso cremoso, los expertos queseros de «Santa Rosa» recomiendan reversionar este tradicional postre y consumirlo con queso Atuel, un tipo de queso único. Pertenece a la familia de los quesos semiduros -de una maduración media mínima de 60 días- y es elaborado con leche de vaca. Suave, fresco y agradable al paladar, es de los quesos más delicados del mercado.
Es muy recomendable para consumir como postre con dulce de membrillo o mermelada de frambuesa acompañándolo perfectamente con un agregado de frutos secos tipo nueces.
Su característico sabor lo convierte en un queso ideal para utilizar en aperitivos y en preparaciones dulces. Se puede acompañar con cayote o peras en almíbar o alguna mermelada de frutos secos, como la mermelada de castañas.
Ahora, ¿cuál es el origen de este postre y por qué se llama así? Se dice que, a partir de mediados del siglo XX, era una especie de sándwich que las vecinas ofrecían a los vigilantes de la cuadra como agradecimiento por su labor. Este lo llevaba consigo en sus rondas nocturnas y de ahí surgió su nombre. Con el tiempo, el postre vigilante se convirtió en un clásico de la gastronomía argentina.