Williamsburg, la hamburguesería que combina espíritu callejero con sabor de autor, inicia una nueva etapa desde su local en el Paseo de la Infanta, en pleno corazón de Palermo. Tras nueve años de trayectoria, una propuesta gastronómica consolidada y una comunidad fiel, la galardonada hamburguesería porteña vuelve a pegar fuerte con una propuesta disruptiva, con una identidad visual completamente actualizada y un rediseño que pone el foco en el estilo, la experiencia de usuario y la fuerza de marca.
En esta nueva etapa, y tomando las escenas urbanas icónicas de Brooklyn (lugar en el mundo donde se inspira el imaginario de la marca), Williamsburg apuesta por una asociación con Clutch, la cancha de básquet del reconocido influencer Grego Rossello: el formato es una jaula urbana de 3×3, con gradas para sentarse a ver los partidos, y Adidas se suma a la propuesta como sponsor oficial.
El rebrand incluye también un nuevo lenguaje visual reconocible y versátil. Las tres tiras se convierten en un ícono fundamental dentro de su identidad, funcionando como elemento gráfico adaptable según la pieza o soporte. A esto se suma un pattern que mezcla la “W” antigua con la del nuevo logo, presente tanto en el merchandising como en el packaging de hamburguesas y combos con aires que inspiran a objetos de lujo. Este diseño acompaña una propuesta gastronómica que ahora apuesta por una carta corta, concisa pero con ingredientes de primera línea como carne de Muge, panes de Kalis, salsa demiglace y aceite de trufa.
Bajo el concepto «El lujo que te podes dar», el menú gira en torno a tres combos principales. UNO (Cheeseburger) Patty de carne, queso cheddar y manteca a base de salsa demi-glace, en su versión simple, doble o veggie. DOS (Bacon) Patty carne, queso cheddar, panceta crocante (y ahumada), cebolla caramelizada y salsa de ali-oli casera elaborada a base de aceite de brasa, también en versión simple o doble. TRES (American Doble) se presenta con doble medallón, queso cheddar, tomate, lechuga, cebolla morada, pickles y un aderezo especial a base de mostaza antigua con aceite de trufa, y puede pedirse doble o veggie. Todas las opciones incluyen papas fritas. Además, se pueden pedir papas aparte (con opción sin sazonador), nuggets (porción de 6 unidades con salsa Williams), gaseosas, agua, cerveza en lata o tirada, y un menú kids con nuggets, papas y bebida.
El rediseño también impacta en la experiencia dentro del local. En la entrada se construyó una estructura tubular, que evoca las activaciones de los grandes festivales de música como Coachella o Glastonbury. Dicho espacio cuenta con dos pisos: la planta baja con un sitting más tradicional, y la terraza al aire libre, con una altura de 4 metros, está pensada para ser un espacio más relajado entre la copa de los árboles. Este espacio se puede alquilar para eventos, o funcionar como escenario para shows musicales y activaciones. El nuevo formato conserva la cocina central y a la vista, a puertas abiertas, con una gran barra circular central desde donde se realizan los pedidos, mientras que las mesas y sillas del interior estarán distribuidas a los lados del local.
Con cocina directa, estética cuidada y una identidad que cruza sabor con diseño, Williamsburg se proyecta como una hamburguesería donde se come, se vive y es el lujo que cualquier comensal se puede dar.